En Méxio y en Argentina lo catalogaron como “la perla negra del arte”.
Por Gabriel Ibarra Bourjac
El pintor Waldo Saavedra hace treinta años decidió dejar su natal Cuba y convertir a Guadalajara y a México en su nueva casa. Llegó a los 29 años acompañando en una gira al trovador Amaury Pérez con la emoción de visitar un gran país que le fascinó y del que se enamoró.
Waldo hoy un artista con reconocimiento global, dice rechazar los extremismos y dogmatismos y recuerda que le hizo mucho daño en su época de adolescencia, pero aclara que sin embargo no lo ve con resentimiento. Se queda con lo bueno. Le hizo ser disciplinado, responsable y solidario, la parte humana sobre todo.
Nuestro artista de hoy señala que le gusta hacer cosas distintas, distinto no significa hacer cualquier cosa; le encanta el conceptualismo, pero el tema del conceptualismo hay que hacerlo con inteligencia, porque hablamos de arte no de vulgaridad del mundo, que es lo que no me está gustando.
“Culturalmente hay una especie de pauperización, porque los intereses son otros, lo que me preocupa, porque soy padre, acabo de ser abuelo, las nuevas generaciones no todo está perdido, pero temo por eso, no me hago viejo, me hago más consciente”.
PINTAR A LETICIA
Waldo alcanzó la celebridad por haber pintado en Guadalajara quien al paso del tiempo se convertiría en la Reina Leticia de España, tiempos que recuerda gratamente, pero de lo que hoy ya no habla. Leticia tuvo una estancia en Guadalajara en calidad de estudiante.
“YO VIVO EN EL PASADO”
El artista que también en Argentina tiene una alta valoración, habla de las visiones encontradas de los cubanos por la ideología.
“El asunto es vivir con ese lastre o vivir en el pasado. Yo vivo en el pasado. Por ejemplo, me ha pasado una cosa, creo que es la primera vez que lo voy a hablar así. Los cubanos tenemos como característica, manejamos las cosas desde un punto de vista muy extremista y muy político, desgraciadamente con los años, y en estos últimos años pensé que esa brecha se iba a ir disipando y ha sido todo lo contrario”.
“Tengo compañeros de mi época de la primaria, la secundaria que no los recuerdo haciendo tanto énfasis en lo político, entonces habitaban un bando y ahora son habitantes del otro bando pero en una posición acérrima.
Uno tiene memoria, uno tiene íconos, uno tiene recuerdos y para mi esos recuerdos casi rozan lo sagrado, porque cómo vas a echar para atrás una parte de tu vida que fue bonita y eso es independientemente de la cuestión ideológica, te estoy hablando de íconos”.
“Tuve el tino de traerme imágenes de obras de mis exposiciones que hice en Cuba, con estas imágenes intenté lograr una exposición en México. El punto más aceptado fue Guadalajara (…) toqué dos o tres galerías, no tuve mucha suerte, hasta que llegué con Felipe Covarrubias”.
LA PINTURA SOBRE EL CHE
“No hace mucho hice una pieza, a mi siempre me impresionó mucho la imagen esa del Che muerto, hice una pieza con esa imagen a partir de la foto. Además, el título es “En el poder de los templos te querían muerto”.
“A mi me molestó que algunos de mis amigos me cuestionaran porque yo seguía haciendo una alegoría al Che y con uno de ellos me encabroné y le dije: “mejor cállese la boca porque usted fue militante comunista y yo nunca lo fui” y hay cosas que para mi son símbolos de otro tipo y que son de otro tipo y en ese modo, esa cosmovisión que me he hecho, por eso me atrevo a decir que son cosas casi sagradas”.
EXPONER EN GUADALAJARA
Así recuerda aquel episodio que vendría a marcar su vida y su destino:
“Llegué a Guadalajara, toqué dos o tres galerías, no tuve mucha suerte, hasta que llegué con Felipe Covarrubias, me pasó algo extraordinario, me hacen una cita con Felipe, lo visito, cuando llego a su oficina abre un cajón y me da unas revistas de cine cubano que yo había hecho la portada, me dijo, mira si quieres hacer una exposición lo más rápido posible la fecha que tengo es en enero, un mes malo, porque todos están gastados, pero si quieres lo hacemos y la hicimos.
“Me fue de maravilla, a pesar de que era en enero. Empezamos a jugar, a ser el artista y su galerista, de las cosas más acertadas que hicimos fue ampliar los horizontes de forma rápida, me quedé a exponer en Guadalajara, lo hice en muchas partes de México, de ahí después nos fuimos a una feria en Bruselas, después le di la patada a la lata, me aparecí en la Argentina, estuve exponiendo, iba cada rato, porque me fue de maravilla, me pellizcaba…”

“LA PERLA NEGRA DEL ARTE”
Lograste en corto tiempo el éxito y la valoración…
“Fue muy acelerado todo, en México y sobre todo en Buenos Aires, me llegaron a catalogar como la perla negra del arte. Allá anduve exponiendo consecutivamente, me quedaba un rato, alrededor de unos 4 años, era muy seguido”.
Eres muy exitoso…
A veces la gente confunde el éxito con la deshumanización del hombre, no lo veo así. Soy muy crítico conmigo mismo y me doy el lujo de ser crítico con mis amigos, pero todo por el bien, no por andar jodiendo.
Tres décadas en Guadalajara desde 1989…muchas cosas han pasado en tu vida, se da la consolidación del artista…el reconocimiento…
Sí y me convertí en padre y ahora en abuelo. Una de mis formaciones estéticas más importantes que creo fue René Magritte.
Me gusta mucho el surrealismo y el surrealismo de Magritte se me hace super interesante porque hay una frontera que de pronto no sabes si es conceptual o surrealista, indudablemente uno de los ismos mas importantes que ha dado toda la historia de las artes visuales ha sido el surrealismo y el conceptualismo también, porque soy partícipe que las cosas no pueden carecer de una idea, hasta lo más simple debe de tener una idea.
¿Por qué? Porque si tu hallas las raíces de esa presentación, no te hace sentir o tener algo aparte que es. Me parece que los artistas debemos tener esa responsabilidad de mover las cosas mas profundas del ser humano. En mí es algo que siempre voy a tratar de perseguir.
Waldo alcanzó la celebridad por haber pintado en Guadalajara quien al paso del tiempo se con- vertiría en la Reina Leticia de España, tiempos que recuerda gratamente, pero de lo que hoy ya no habla. Leticia tuvo una estancia en Guadalajara en calidad de estudiante.
La buena vibra te jala…
Yo creo, uno tiene que ser buena persona y una de las cosas que tengo claro, no me gusta adularme, pero me gusta que eso pase, no adularme yo, pero a lo que voy que cuando mis amigos -y eso me lo han dicho otros amigos- recuerdan de otras épocas, de otros momentos, siempre me recuerdan en bien y eso para mi es tan importante, que te recuerden en bien y no como el típico cabrón que estuviste jodiendo, para mi eso es fundamental.
Es la siembra…
Sí, es lo que trato que mis hijos también hagan eso. Es que el ser humano no se puede olvidar que es ser humano.
A qué venimos a esta vida…
Exactamente. Ser émulo de grandes hombres es muy difícil, es difícil por la sencilla razón de que casi siempre los grandes hombres hay una gran dosis de sacrificio, empezando por Jesús, pero tampoco es difícil seguir ese lado ético, esa parte que lo fundamental es ser buena persona, ser amoroso y no un tipo que se la pase odiando. A mi la gente que odia no me gusta, te enferma el hígado, los riñones, el estómago y sobre todo el cerebro lo pierdes.
“SIN PALABRAS”
¿Y lo de la reina Leticia?
Sin palabras.
Eso marcó tu vida de artista…
No, pero ya…
De eso ya no hablas…
No, hablé en ese entonces porque realmente fue demasiada insistencia de cómo se dio esa coyuntura, pero pienso que fue una circunstancia más feliz que otra cosa y la recuerdo con mucho cariño y ya.
Pero te digo, me pasan cosas raras y extrañas y así y la verdad he sido un hombre con suerte, no me puedo quejar de mi suerte.