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7 de septiembre de 2024
OPINIÓN

Balances y contrapesos entre el poder legislativo y el poder ejecutivo

MENSAJE DEL DIRECTOR

Por Hiram Valdez Chávez

Las diferentes etapas de la vida política que ha vivido el país en los últimos años, han desembocado en grandes cambios sociales sin duda alguna y otros temas que siguen estancados, pareciera que por más que exista el esfuerzo de cambiar la situación política, regresamos al mismo punto, hemos experimentado situaciones complejas, eso debemos reconocerlo, pero en el  tema de seguridad, nos preguntamos: ¿Hasta cuándo vamos a salir de esta situación? ¿Cuantos sexenios vamos a seguir escuchando el mismo discurso?

Sin duda el año de 1994 marcó una era en la vida política del país, a la fecha han gobernado tres partidos políticos y donde al final de los sexenios los resultados no han sido favorables en temas económicos, combate a la pobreza, impunidad y seguridad, solo por mencionar algunos.

Al término de los sexenios, la mayoría de mexicanos terminamos desilusionados de la clase política, incluyendo a todos los partidos políticos,  y volvemos a entusiasmarnos y a creer que en la próxima elección y el siguiente sexenio,  sí se van a resolver los problemas que venimos arrastrando, es una sensación como pasear en carrusel, seguimos dando vuelta en el mismo eje y nos bajamos en el mismo lugar.

La pregunta central es: ¿estos comportamientos sociales del efecto carrusel ha tenido responsabilidad el poder legislativo?, más allá de que la clase política cambian de partido político y pasan por tres o cuatro y regresan como legisladores, operando para intereses de grupos, no todos, pero si en su mayoría. Los partidos políticos en México buscan el control del poder legislativo, ¿pareciera que ese es el objetivo o lo hacen para coadyuvar al desarrollo del país?

Pareciera además que en la actualidad se extraña un sistema político hegemónico ya que los actores políticos en la actualidad que figuraron, no quieren perder los reflectores y hacen el cambio a militar a otro partido, en este caso en el que está en el poder, sin duda les favorece para seguir en la escena política, por eso ante esta situación, la sociedad se cuestiona si verdaderamente estamos ante un verdadero proceso de cambio social que pueda representar lo que hemos vivido como nación o es un política de simulación.

Ante esa situación, ¿quién o quienes legislan en nuestro país?, cuántos legisladores realmente están comprometidos o son actores en las tomas de decisiones, ¿el poder legislativo sigue subordinado al ejecutivo? ¿La clase política en México sí cuenta con la madurez?, ¿está preparada para representar verdaderamente al poder legislativo y lograr el equilibrio de poderes por el bien del país?,  ¿cuáles serían las consecuencias para el poder legislativo  al asumir un papel activo e independiente frente al poder ejecutivo en relación a la formulación de políticas gubernamentales?

Sin duda alguna necesitamos un poder legislativo más fortalecido, en términos de capacidades legislativas, de control y especialización, que favorezca al poder legislativo en el diseño de políticas públicas. Esta situación se observará en tres ámbitos: 1) en la autonomía de poder adquirida por la competencia política; 2) en el marco legal como el conjunto de incentivos y sanciones que influyen en los actores; y 3) en la eficacia del trabajo legislativo como la oportunidad de activar proactivamente al congreso frente al ejecutivo.

El Congreso de la Unión, tradicionalmente pareciera que sigue subordinado al poder presidencial, es importante rehabilitar la autonomía del poder legislativo en términos estructurales y de comportamiento de los actores involucrados en la toma de decisiones gubernamentales, frente a las transformaciones que está viviendo el país.

El Congreso de la Unión, tradicionalmente pareciera que sigue subordinado al poder presidencial, es importante rehabilitar la autonomía del poder legislativo en términos estructurales y de comportamiento de los actores involucrados en la toma de decisiones gubernamentales, frente a las transformaciones que está viviendo el país.

No podemos contar con un parlamento obstruccionista, debilitado en su capacidad legislativa y limitado en su relación con el poder ejecutivo; o por el contrario,  fortalecer la autonomía del congreso para que sea proactivo, fortalecido en sus capacidades de control y supervisión, con experiencia, especializado, informado y profesionalizado, capaz de desarrollar sus propias propuestas legislativas a fin de coadyuvar a orientar la formación de las políticas gubernamentales.

Sin duda existen experiencias de grandes legisladores que han ayudado a orientar las políticas gubernamentales y hacer recapacitar al ejecutivo, lo que no se debe hacer es que el ejecutivo presione al legislativo para imponer sus ideas, fortalecer el diálogo entre ejecutivo y legislativo es la mejor forma de fortalecer la democracia moderna a la que aspiramos como país, en el entendido que México es un país plural, libre y democrático.

El Congreso debe de asumir un papel activo e independiente frente al poder ejecutivo en correspondencia con la formulación de las políticas gubernamentales, con tres aspectos fundamentales: la autonomía de poder adquirida respecto al ejecutivo, afianzada por la competencia política y la integración plural del congreso; las transformaciones del marco legal como el conjunto de incentivos y sanciones que influyen en el comportamiento de los actores; y la eficacia del trabajo legislativo como la oportunidad de activar proactivamente a los congresos frente al poder ejecutivo en la elaboración de políticas públicas.

Así es que esta historia continuará en el sentido de que es de suma importancia la autonomía pero al mismo tiempo la responsabilidad de los partidos políticos de enviar a los mejores militantes, capaces de fortalecer el poder legislativo y no ver al congreso como una forma de presión y controlarlo para fines de partido, la sociedad ya no es presa fácil del engaño, debemos capacitar a los políticos en México para no seguir viendo a la cámara de diputados o el senado como una parodia de la televisión mexicana, la sociedad anhela políticos de altura a las necesidades de México, nuestro país anhela legisladores como la época de la reforma o los constituyentes de 1917, en México sí existe el talento político, seguimos en espera del verdadero equilibrio de poderes en nuestra nación.

 

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