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7 de septiembre de 2024
OPINIÓN

Milei después de las huelgas

LA IMPORTANCIA DE CONSTRUIR CONSENSOS

Por Violeta Moreno

El Gobierno de Argentina está llegando a una fase crucial donde la presentación de resultados concretos es una necesidad imperiosa. De cara a los desafíos actuales, es fundamental mostrar avances claros y tangibles que generen confianza en la ciudadanía y en los diversos actores del país. Es momento de enfocar los esfuerzos en acciones efectivas que demuestren un resultado real para el progreso y el bienestar de Argentina. Y se logren superar los desafíos y se comience a construir un futuro sólido y próspero que prometió el presidente Milei.

El tiempo siempre ha sido un factor crítico en la política, especialmente para líderes con proyectos disruptivos como el presidente Javier Milei.

A medida que avanza su mandato, los desafíos aumentan, especialmente dada su debilidad parlamentaria y territorial. Es crucial ver cómo gestiona estos desafíos en los próximos meses.

Es comprensible que el gobierno busque capitalizar su respaldo popular y narrativa antiestablishmentpara enfrentar la etapa actual. La necesidad de mostrar resultados concretos se vuelve crucial, especialmente ante una oposición fragmentada y una base de apoyo que espera acciones tangibles. La capacidad de cumplir con las expectativas será determinante para el futuro de la administración.

Es cierto que el momento demanda acciones concretas sobre el relato. La estrategia de revelación puede haber sido efectiva para desafiar a la «casta» política, pero ahora se necesitan resultados tangibles para mantener la gobernabilidad y la confianza, tanto a nivel político como económico. Es crucial que el gobierno demuestre su capacidad para traducir sus palabras en acciones que generen un impacto positivo y sostenible en el tiempo.

Los eventos recientes, tanto el paro liderado por la CGT como los obstáculos en el Senado, subrayan la necesidad de resultados concretos por parte del gobierno de Milei. Estos desafíos muestran las dificultades que enfrenta el oficialismo para avanzar en su agenda, lo que destaca la importancia de acciones efectivas y políticas que puedan superar las resistencias y generar consenso.

Es cierto que la huelga general mostró una adhesión dispar y una disputa por su sentido entre los referentes sindicales. Aunque el gobierno pudo aprovechar esta situación para reforzar su narrativa anti-establishment, sería un error subestimar el impacto real de la protesta más allá del discurso. Es importante que el gobierno evalúe de manera objetiva las implicaciones y preocupaciones detrás de la huelga para abordarlas adecuadamente.

Es comprensible que los mercados valoren la disciplina fiscal y las políticas librecambistas del gobierno de Milei, pero también son sensibles a la complejidad social y las incertidumbres políticas. Cualquier señal de inestabilidad puede generar preocupación entre los inversores. Por lo tanto, el gobierno debe encontrar un equilibrio entre sus políticas económicas y la gestión de las tensiones sociales para mantener la confianza de los mercados.

Es interesante observar que, a pesar del paro y los desafíos económicos, el apoyo al gobierno no parece haber disminuido significativamente según las encuestas. Esto plantea la pregunta de si el paro fue un punto de inflexión en una posible escalada en la conflictividad social o si, como sugiere el oficialismo, fue más una reacción de los representantes del antiguo orden frente a los cambios y ajustes propuestos por el gobierno. Es crucial seguir evaluando cómo evoluciona esta dinámica y cómo afecta la percepción pública del gobierno en el futuro.

La estrategia de Javier Milei de apostar a un éxito rotundo en su política macroeconómica como medio para asegurarse el control del Congreso en las elecciones de 2025 es ambiciosa. Si lograra bajar la inflación, recuperar la actividad económica y aumentar el salario real de manera significativa, podría ganar un fuerte respaldo popular que le permitiera avanzar en las reformas estructurales e institucionales que propone. Sin embargo, lograr ese nivel de éxito en política macroeconómica y traducirlo en apoyo electoral y legislativo es un desafío considerable y dependerá de múltiples factores, incluidas las condiciones económicas globales y la percepción pública de su gestión.

La discusión parlamentaria sobre la reforma laboral es significativa en este contexto. Aunque algunos bloques aliados presionaron por cambios más profundos, la versión final parece ser más moderada y no aborda ciertos puntos sensibles para los sindicatos. Esto muestra la complejidad de lograr consensos en temas laborales y cómo se equilibran las demandas de diferentes actores en el escenario político.

Es cierto que el debate en el Senado ha revelado tensiones y objeciones incluso dentro de bloques «dialoguistas», lo que ha obligado al oficialismo a reconsiderar su estrategia. Esto muestra que la negociación con los gobernadores no es suficiente para garantizar el apoyo en una cámara con representación federal. Además, el protagonismo de Martín Lousteau en este debate sugiere una reconfiguración de liderazgos dentro del espacio opositor. Es importante seguir de cerca cómo estos cambios afectan el panorama político y legislativo en los próximos meses.

La cautela de grandes inversores, actores del establishment y el FMI no es sorprendente dado el escenario político y legislativo actual. Aunque el gobierno tiene una profesión de fe liberal y el mercado financiero parece estar eufórico, persisten dudas sobre la evolución de la economía real y la capacidad del gobierno para implementar cambios sustanciales y dar sostenibilidad a su proyecto. Situaciones como las ocurridas en el Senado esta semana aumentan la incertidumbre y refuerzan la necesidad de observar de cerca cómo evoluciona la situación económica y política.

Es interesante ver las diferentes perspectivas sobre la situación económica. Mientras algunos economistas ven signos de recuperación basados en la baja de la inflación, el crecimiento de los salarios reales y otros indicadores, otros advierten que la recuperación no será tan simple y que la política jugará un papel crucial en el proceso. Para muchos observadores, tanto en los mercados como en la política y la economía, es la política la que determinará en última instancia el éxito o el fracaso de los esfuerzos para sacar al país adelante. Es un recordatorio importante de que los aspectos económicos y políticos están estrechamente interconectados en la realidad argentina.

Es cierto que los consensos políticos son fundamentales para la sustentabilidad de los gobiernos a largo plazo, más allá de los respaldos coyunturales o los éxitos electorales. La experiencia histórica argentina lo demuestra claramente. Ignorar esta realidad y reducir la política a meros contubernios o intereses espurios puede ser contraproducente para la gobernabilidad y el éxito de cualquier proyecto político. Es importante que el presidente y su gobierno reconozcan la importancia de construir consensos políticos para avanzar de manera sostenible.

Un claro ejemplo de cómo poder abordar temas que tiene Milei en el tintero son las reformas estructurales, especialmente en materia de gasto público y sistema de pensiones, que deben ir más allá de soluciones de corto plazo. Es fundamental abordar estos temas con una visión a largo plazo y adoptar medidas que garanticen la sostenibilidad del sistema en el tiempo. Esto puede implicar no solo ajustes en la fórmula de ajuste de las jubilaciones y la edad jubilatoria, sino también reformas más profundas que aborden la magnitud del desafío de prevención social y aseguren que los derechos adquiridos sean viables y sostenibles a largo plazo.

 

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