PINTA 100 AÑOS DE SOLEDAD CON DIMENSIÓN UNIVERSAL EN JALISCO
“Culturalmente hay una especie de pauperización porque los intereses son otros”.
Por Gabriel Ibarra Bourjac
La obra literaria cumbre de Gabriel García Márquez, Cien años de soledad, la pinta el maestro de la plástica Waldo Saavedra, como un homenaje a su amigo. Puede ser su obra magna con dimensión universal. La pintura es de gran formato y mide 2 metros por 1.95
Todo salió de una broma con El Gabo y que años después está a punto de hacerse realidad. Pretendía convertirse en un regalo para el escritor colombiano con quien lo unió una gran amistad y que nació de la admiración que le profesó desde el momento que lo descubrió como el gran valor de la literatura latinoamericana.
Visitamos al maestro Waldo Saavedra en su paraíso terrenal que tiene en San Agustín, municipio de Tlajomulco. Vive rodeado de una naturaleza con un hermoso jardín lleno de plantas, flores y árboles, un ambiente propicio para la inspiración. Alí es donde pinta Cien años de soledad con dimensión universal.
Waldo, nacido en La Habana (1961) alcanzó fama mundial por pintar a la reina Leticia, cuando ésta visitó Guadalajara como estudiante, cuando la plasmó con el torso desnudo estaba muy lejos de imaginar lo que sería su vida en ese mundo de poder y de glamour.
Volviendo a la obra Cien años de soledad, Waldo así lo platica: “La pieza no está terminada, resulta que salió de esa broma que Gabo me dijo que se ponía a pintar y yo le dije que me pondría a escribir, para empezar la pieza me costó trabajo, la idea que manejé de un principio era hacer 100 años y que él la firmara, como un regalo para él, para mí la gratitud es importante”.
Sin embargo, el propósito no se pudo cumplir, toda vez que García Márquez muere en el 2014 y la obra estaba apenas en su etapa inicial.
“La pieza fue a partir de una película que vi que se llama el Circo de Chaplin, me doy cuenta que estaba la clave en hacer la obra con personajes que tenían una amplia huella en la cultura universal, en el caso específico de Chaplin sabemos que no es latino, pero es universal, los niños cubanos tuvimos la suerte que crecimos con Chaplin, casi siempre lo ponían”.
Y en efecto, en ese gran formato, aparecen personajes de todo tipo que por sus acciones buenas o malas, se han hecho presentes en los últimos 100 años, tanto en América Latina como en el mundo. Es la cosmovisión que distingue al propio Waldo Saavedra.
“Un día, hablando por teléfono con Gabo le pregunté que si le pongo quién sería él de los personajes de Cien años de soledad, me dijo el Coronel Aureliano Buendía. Empiezo el cuadro, cuando me doy cuenta que se tornaba compleja la novela, porque no es una ilustración de la novela, es una interpretación haciendo una realización con otras obras”.
ASÍ LO PLATICA
Reflejas una cosmovisión universal en esta pintura…
“Sí, muy personal, desde el punto de vista un resumen muy propio. Alguien me dijo que esto era como otros 100 años de soledad y tienen toda la razón del mundo. El tema está que se me fue complicando, la tela no me alcanzaba, hice mucha síntesis, entonces voy a subir al borde superior de la obra, voy a doblar por detrás de la madera y en vez de tela, va a terminar la obra. Originalmente la obra terminaba, en su concepto, Macondo desaparece, pensaba que cuando terminara de pintar por esas cosas de capricho vandálico, pensaba hacer todo un movimiento expresionista en la parte superior de la obra, parte de toda esa imagenaria tapada, la gente se erizaba, incluso mi mujer decía que no se podría hacer.
Como esto ha ido creciendo, ahora cuando le de vuelta a la pieza, irá entre 30 centímetros figurativo, hay una cosa conceptual, cuando termine esa parte le pegaré de brochazos por detrás, será una obra pintada por ambas caras, como los discos. Mi pretensión es ponerla a mitad de salón con un espejo arriba”.
PAUPERIZACIÓN DE LA CULTURA
Algo diferente que no se ha visto…
“Me gusta hacer cosas distintas, de eso se trata. Distinto no significa hacer cualquier cosa, porque la gente ha confundido eso, para mí el conceptualismo me encanta, en ello va implícito una inteligencia tremenda, pero el tema del conceptualismo, es que hay que hacerlo inteligentemente, porque de lo contrario, hablamos de arte, no de la vulgaridad del mundo, que es lo que no me está gustando”.
“Culturalmente hay una especie de pauperización, porque los intereses son otros, es más, no creo que ni siquiera saben cuáles son los intereses, es una cuestión de aparentar ser lo que no se es, eso me preocupa, porque soy padre, acabo de ser abuelo, las nuevas generaciones no todo está perdido, pero temo por eso, no me hago viejo, me hago más consciente”.
De las grandes emociones que te ha tocado vivir…
“Creo que hay un montón, pero cuando me encontré con el Gabo la primera vez. En la prepa me decían que era un personaje de 100 años de soledad, me voló la cabeza, el día que murió Fidel me encuentro un amigo de la época por casualidad, en una banqueta, me dice Waldo qué haces acá, le dije vine al entierro del rey. Son relaciones que hago con cosas que te toca vivir”.
¿Qué le falta a la obra que dices que no está terminada?
“La pieza no está terminada porque resulta que salió de esa broma que Gabo me dijo que se ponía a pintar y yo le dije que me pondría a escribir, para empezar la pieza me costó trabajo, la idea que manejé de un principio era hacer 100 años y que él la firmara, como un regalo para él, para mí la gratitud es importante.
¿Esa visión es a nivel mundial?
“Lo veo a nivel mundial, un retroceso en el sentido que importan más las cosas banales. Recuerdo cuando era niño, llegaba un vecino con un coche que compraba, siempre preguntaban cuántos caballos de fuerza tenía, cuántos cilindros, si era cómodo, lo último que preguntaban era cuánto costaba, ahora es al contrario, ves el coche y dices vale tanto, eso me preocupa, porque una vez un amigo y yo tuvimos una discusión, porque argumentaba que en Estados Unidos había una gran cultura, que desde la segunda guerra mundial mucha gente se mudó, se han gestado movimientos culturales tremendos, pero lo que no entiendo es que no se copia lo bueno, solo lo más jodido, quizá porque es más fácil”.
LA EMPEZÓ A PINTAR EN 2013
¿Hace cuántos años iniciaste la obra?
“Si mal no recuerdo en el 2013, la aceleré muchísimo, el Gabo murió en el 2014, le tocó ver la parte de abajo en fotografía. Estuve con el Gabo un mes antes que se muriera, me pasó una cosa tremenda ese día, tiene que ver con la obra”.
¿Cuál será el destino de la obra?
“No sé. Me han hecho un montón de ofertas tentadoras, pero vuelvo a lo mismo, no es una cuestión de valor, aquí hay más principio que valor, para mí es importante, lo tengo que madurar bien, lo tengo que pensar bien, porque siempre pensé que podía estar en algún museo, después me quedé pensando, que si se va a un museo fuera de México no vivirá en México, esa es mi gran bronca, a mí me gustaría que se quedara aquí.
Hace unos años hice un mural para la Cineteca de la Universidad de Colima, alguien muy desacertado me dijo que es como para que esté en Nueva York, le dije que por qué todo tiene que estar allá, es mejor que vengan a ver y que nosotros también vayamos a ver. Me parece que esa actitud patiotera (sic), de patio trasero, la deberíamos quitar, yo la eliminé hace mucho tiempo, porque habitamos una gran cultura, tuve la grandísima suerte que cuando decidí vivir fuera de Cuba fue en México y no en otro lugar”.
* (Esta entrevista se publicó en el Semanario Conciencia Pública en enero del 2022).