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7 de septiembre de 2024
ESTILO DE VIDA

Ernesto Gómez Cruz, el actor profundo

DIO VIDA A DIVERSOS PERSONAJES DE LA VIDA COTIDIANA

Personajes que encarnó: “El padre Gallo”, “El Azteca”, “Don Ru”, “Don José Reyes”, “Dionisio Pinzón”.

 

Por Aldo Fulcanelli 

Con medio siglo de trayectoria artística, el actor mexicano Ernesto Gómez Cruz, forjó un estilo propio, basado en una inquietante capacidad expresiva que lo llevó a interpretar lo mismo a villanos, políticos, indígenas, que a sacerdotes, e incluso a un memorable capo de la mafia mexicana.

Su rostro moreno de cejas pobladas, la mirada profunda y el gesto severo, lo convirtieron en un referente de la iconografía nacional, un hombre nacido para sintetizar en la pantalla, los trazos melodramáticos de la idiosincrasia mexicana.

Gómez Cruz alcanzó la posición de entrañable actor, tras demostrar su enorme talento al encarnar a personajes memorables como: “El padre Gallo”, “El Azteca”, “Don Ru”, “Don José Reyes”, “Dionisio Pinzón”, entre muchos otros que consiguieron a enriquecer la variopinta fauna cultural de México.

Ernesto Gómez Cruz.

Bajo la tutela de directores trascendentes como: Arturo Ripstein, Juan Ibáñez, Paul Leduc, Miguel Littin, o Carlos Carrera, Ernesto Gómez Cruz, alcanzó las fronteras de la sensibilidad, otorgando un verismo sin par a todos sus trabajos.

Su trayectoria es comparable con la presencia fílmica de otros titanes de la actuación: José Elías Moreno, Miguel Inclán, Fernando Soler, Salvador Sánchez, solo por citar ejemplos de actores que en su rostro, sublimaron las impactantes contradicciones de nuestra cultura.

Los surcos de una historia sin fin, que pareciera iniciar en cualquier comarca nacional y que se extiende hasta la gran urbe que a cada mirada, nos otorga una explosión de personajes que sobreviven a la indiferencia, retoñan en las memorables actuaciones de Ernesto Gómez Cruz. Fue el ciudadano común, pero también el político, el padre de familia severo, o el homosexual de closet que se estrena eróticamente, bajo la mirada de la gran ciudad que no perdona.

Formado al calor de las lecturas y el teatro, Ernesto Gómez Cruz, pertenece a una generación de actores que hicieron de la memoria y el melodrama, su mejor recurso expresivo.

El actor fue capaz de ceñirse el sombrero, la corbata, la sotana o el implacable bigote, para alcanzar los más altos vuelos actorales que le permitieron ser galardonado con el Ariel de Oro, el Mayahuel de Plata, o el Premio del Festival de San Sebastián, solo por citar algunos galardones.

Pero en las regiones más íntimas de la memoria, Ernesto Gómez Cruz, prestó su cuerpo para darle voz y presencia a todos los anónimos, los invisibles que todos los días recorren México de esquina a esquina.

Ahí radica toda su grandeza, en haber recolectado el sentir popular, la sabiduría pueblerina, para llevarla al Cine. En visibilizar al campesino, al hombre común que se parte el alma, solo para dar un paso entre los estertores de una sociedad ebria de brutalidad.

No es un adiós, es un hasta siempre, un hasta siempre que se antoja eterno mientras el poder de las imágenes reviva la presencia fílmica de Ernesto Gómez Cruz, el profundo actor que dejó la piel en la pantalla.

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