AUTOR DEL LIBRO, PROPAGANDA: EDWARD LOUIS BERNAYS FREUD
Nacido en Viena, pero emigrado a Estados Unidos de Norteamérica, Eddy, como fue conocido en los altos círculos del poder y el dinero, fue uno de los hombres más influyentes de EEUU en el siglo XX.
Por José Carlos legaspi Íñiguez
Aunque fue Sigmund Freud quien revolucionó el estudio de la mente humana, correspondió a su sobrino Edward Louis Bernays Freud, aplicar con crudeza a la realidad las teorías de su ilustre tío.
Nacido en Viena, pero emigrado a Estados Unidos de Norteamérica, Eddy, como fue conocido en los altos círculos del poder y el dinero, fue uno de los hombres más influyentes de EEUU en el siglo XX.
Lo catalogaron como “amo de la manipulación”. Con justa razón.
Al reproducir escritos de su famoso tío, en una revista médica que Eddy editaba, conoció de las pulsiones del inconsciente, que gobiernan buena parte del proceder de los individuos.
Este agrónomo y periodista entendió pronto, gracias a las teorías de Sigmund, los mecanismos susceptibles de ser manipulados con fines políticos y de consumo económico.
En 1928 editó un libro intitulado Propaganda, donde se resumía su maestría en el arte de guiar y vincular a las personas -en su comportamiento irracional- hacia las ideas políticas o productos, según fuera el interés del manipulador, con sus emociones y deseos más profundos.
Surgieron frases contundentes como “Te necesito”, del Tío Sam, para enlistar jóvenes para combatir en la Primera Guerra Mundial.
En el plano comercial logró que las mujeres fumaran en público, hasta entonces mal visto por la sociedad norteamericana. Para ello contrató un grupo de guapas modelos femeninas que desfilaron en Nueva York el día de la Independencia, fumando los famosos Lucky Strike en la calle. Su eslogan “antorchas de la libertad”, ocupó las primeras planas (pagadas, obviamente) de los principales periódicos del país.
Además, contrató a directores de cine y divas de moda, para que en las películas fumaran dejando ver la marca de los cigarrillos, lo que multiplicó las ventas de las cigarreras.
En política hizo que los presidentes recibieran en la Casa Blanca a celebridades para hacer simpáticos a los mandatarios Calvin Coolidge, Hoover y Eisenhower ante los ciudadanos.
Ideó y propuso la manera de que sólo dos partidos fueran los que disputaran el poder, “para evitar la fragmentación del voto y el caos”.
Ligó también a la democracia con el capitalismo. Las incursiones o intervenciones de Estados Unidos en otros países llevaron siempre el eslogan de “velar por la democracia”, cuando se trataba de defender a los capitalistas norteamericanos en los países invadidos.
También bautizó a los países centro y sudamericanos como “repúblicas bananeras” y si se rebelaban contra el dominio gringo entonces les colgaba el mote de “comunistas”, palabra que todavía engatusa a las mayorías ignorantes de todos los países.
Fue el creador del término “Relaciones Públicas” y su idea de un gobierno con un poder absoluto residía en hacerlo “invisible”, para lo cual los gustos fueran formados, las ideas del colectivo fueran sugeridas y las mentes moldeadas, “por hombres de los que nunca se haya oído hablar”.
En 1955 publicó su libro “Ingeniería del Consentimiento” que el propio Bernays definió como “la manera de controlar la mente de la gente sin que ésta lo note”.
Cuando Eddy supo que Göebbels utilizó su término “propaganda” para difundir las ideas nazis no quiso utilizar más esa palabra que había plasmado en su libro “Cristalizando la opinión pública”.
Göebbels, sabía perfectamente que Bernays había “aterrizado” muchas de las ideas de Sigmund Freud, y por eso su admiración a pesar de que ambos eran judíos.
Poco antes del crac financiero de 1929, Eddy había ideado una manera de masificar el uso del automóvil, hasta entonces reservado para personas ricas, y de que el grueso de la población adquiriera una casa propia. Presentó un plan de financiamiento bancario, de créditos casi sin requisitos para que cualquier persona con un empleo tuviera casa y automóvil con base en créditos.
La crisis financiera hizo restringir los empleos, bastantes empresas desaparecieron, y los bancos quebraron al no pagarse los créditos. Fue un duro golpe para la economía norteamericana y para Eddy Bernays. Sin embargo, por los vaivenes bursátiles el país se recuperó y Eddy siguió con sus asesorías a políticos y empresarios.
Eddy nació en Viena el 22 de noviembre de 1891. Su familia se trasladó a Estados Unidos de Norteamérica en 1912. Su padre era hermano de la esposa de Sigmund Freud, Martha Bernays, y su madre, Anna Freud, hermana de Sigmund.
Falleció en 1995 y a él se debe que el tocino fuera parte del desayuno de los norteamericanos, ya que los productores de carne lo contrataron para que, con sus artes manipuladoras, se incluyera en la dieta (sobre todo matinal) que hasta entonces no era del gusto popular.
No pocos de los políticos norteamericanos han abrevado en las enseñanzas de este hombre que aprovechó a la perfección las proposiciones científicas sobre el comportamiento humano que descubrió su doble tío Sigmund Freud. Conocer sus ideas nos dará un panorama más claro de lo que, hasta la fecha, los estadounidenses pregonan en torno a la supremacía de su peculiar manera de propagar, defender e imponer la “democracia” y… ¡of course! sus intereses económicos.