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21 de octubre de 2025
OPINIÓN

UN PRIMER PASO: RECONOCER LAS REALIDADES

PLAN ESTATAL DE DESARROLLO Y GOBERNANZA

Por Alfonso Gómez Godínez

Presidente del Colegio de Economistas de Jalisco

La vertiginosa transformación de las economías del sudeste asiático se explica, entre muchos factores, en la capacidad de haber construido una visión de largo plazo, sustentada en una planeación estratégica que plantea el rumbo y las acciones a seguir. No es la casualidad, sino la causalidad de eventos diseñados y operados desde un compromiso de planeación con prospectiva lo que promueve un destino. 

Lo anterior es pertinente señalarlo en relación a las presentes reflexiones sobre el Plan Estatal de Desarrollo y Gobernanza (PEDG) 2024-2030 de Jalisco que define la ruta a seguir para el gobierno de Pablo Lemus. 

Así, llama la atención que dicho plan apunta hacia una visión del 2050 lo que indudablemente es un acierto de planeación que supera los límites que impone la temporalidad sexenal, los lapsos relativamente cortos de tiempo que no pueden incluir a lo que podemos llamar “eventos fundacionales” y sus consecuencias y que marcan nuevas trayectorias y/o rupturas en un modelo de desarrollo. En el mundo de la economía la visión de largo plazo es fundamental, en otras palabras, que la cotidianeidad no restringa al quehacer gubernamental. 

En materia economía el PEDG apunta a mantener el liderazgo nacional de Jalisco en rubros específicos de los sectores agropecuarios, industriales y de servicios donde nuestra entidad ha venido a través de los años develando nuevas ventajas competitivas.

Es fundamental concebir que las ventajas competitivas no son estáticas y para siempre, sino que, y más en el presente y futuro, las ventajas son dinámicas, algunas se requieren consolidar y otras, las nuevas, requieren de incentivos deliberados para crearlas, lo que cae en las áreas del emprendimiento y la innovación del PEDG. 

Por un lado, resulta desalentador, pero por el otro es loable, que se reconozca en el PEDG que “la inversión pública en ciencia, tecnología e innovación se redujo drásticamente (86.1% entre 2006 y 2024)”. Una caída dramática y espectacular, considerando que las ventajas competitivas parte del conocimiento y su aplicación. Estamos de acuerdo en lo que señala el PEDG en el sentido de que dicha caída “limita la competitividad estatal, reduce las oportunidades de diversificación productiva y obstaculiza la generación de empleos calificados”. Urge revertir un hecho tan nefasto como el que aquí se señala. 

En el PEDG es pertinente que se reconozca el rezago que existe en Jalisco ya que señala que “la vinculación entre academia, gobierno e industria sigue siendo incipiente y fragmentada. La educación superior, por su parte, aunque presenta una buena cobertura territorial, enfrenta retos en cuanto a pertinencia curricular, vinculación con sectores estratégicos y desarrollo de capacidades STEM. Sin políticas de estímulo a la investigación y desarrollo (I+D), articulación entre academia, industria y gobierno, y desarrollo de talento especializado, Jalisco corre el riesgo de estancarse en una economía de baja complejidad tecnológica”. El reto que se plantea en el PEDG es claro, ahora es menester aplicar las políticas públicas pertinentes. 

En el PEDG se plantea que el crecimiento económico que se busca permita “transformar vidas y construir oportunidades para todas las personas”, lo que constituye una aspiración sin controversia. La discusión viene cuando, también de manera adecuada, se reconoce, diríamos nosotros, la existencia de una economía dual, donde convive sectores modernos, con progreso y bienestar, a la par de sectores atrasados que atenazan y limitan las posibilidades de mejora económica y social de millones de jaliscienses. 

Se reconoce la existencia de una industria con actividades altamente tecnificadas y globalizadas como electrónica, farmacéutica, servicios financieros y logística que conviven con otra industria rezagada y que se ha estancado afirmando que en Jalisco “el tejido empresarial muestra una polarización preocupante: coexisten grandes corporativos con alta productividad y miles de microempresas con baja escala, limitado acceso al financiamiento, escasa innovación y reducida participación en cadenas globales de valor”. 

Otro elemento preocupante que reconoce el PEDG es la dualidad que existe en el mercado laboral. A pesar de los avances registrados, persiste un amplio segmento de trabajadores que subsisten en la informalidad y con bajas remuneraciones, “46.5% de la población ocupada trabaja en la informalidad, y el 67% de los trabajadores percibe hasta dos salarios mínimos. Estas cifras evidencian una desconexión entre el crecimiento económico y la mejora de los ingresos laborales, lo cual compromete la calidad de vida de la población y la base contributiva del sistema de seguridad social. 

Además, persisten desigualdades estructurales: las mujeres ganan, en promedio, 25% menos que los hombres, y enfrentan mayores obstáculos para acceder a empleos formales, con prestaciones y estabilidad”. 

El primer paso de un buen plan es su diagnóstico, reconocer las realidades. El siguiente es la congruencia entre las políticas públicas y el terreno al que queremos llegar. Creo que lo primero se cumplió. 

 

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