RESALTA LA VOZ DE 675,484 CIUDADANOS EN EL PLAN ESTATAL
En México se tiene que aprender a cumplir y hacer cumplir la ley.
Por Lucía Rosales
El Plan Estatal de Desarrollo y Gobernanza 2024-2030 de Jalisco se distingue como un referente en la planeación participativa en México, al integrar las voces de 675,484 personas, superando al Plan Nacional de Desarrollo en número de foros y nivel de participación.
En entrevista, el Dr. Mauricio Merino Huerta, destacado académico y experto en gobernanza, destaca que este esfuerzo refleja un compromiso genuino por escuchar a la ciudadanía, rompiendo con la práctica común de los gobiernos de tomar decisiones primero y consultar opiniones después.
Sin embargo, Merino Huerta subraya que los números, aunque impresionantes, no garantizan el éxito. “Que haya participación masiva es un gran paso, pero el verdadero desafío es que el gobierno haga caso a esas propuestas y las cumpla con calidad y en tiempo”, afirma.
Para que este proceso sea efectivo, es crucial que los grupos marginados —excluidos, discriminados e invisibilizados— participen activamente en un diálogo continuo con las autoridades.
El reconocido académico enfatiza que la participación debe cerrar un ciclo completo: desde la formulación de propuestas hasta la vigilancia del uso transparente del presupuesto público y el cumplimiento de las promesas gubernamentales, asegurando que las necesidades de la población se traduzcan en resultados tangibles.
En el contexto del Día de la Participación Ciudadana, Merino reflexiona sobre los obstáculos estructurales que limitan la participación en México. Identifica dos dilemas críticos: la pobreza, que consume el tiempo y energía de los más vulnerables, y el egoísmo social de quienes, teniendo estabilidad, optan por no involucrarse, son factores que perpetúan la fragmentación social y la vulnerabilidad ante abusos y desigualdades.
Nuestro entrevistado propone que la acción colectiva es la clave para superar esta fragmentación y enfrentar problemas estructurales como la violencia, la corrupción y la desigualdad. Critica la segmentación de la sociedad en grupos (jóvenes, mujeres, indígenas), argumentando que todos comparten problemas comunes y deben unirse para construir un destino colectivo.
Plantea tres áreas prioritarias para fortalecer la participación: la vigilancia transparente del gasto público, el involucramiento activo en la seguridad cotidiana y el diseño de políticas públicas centradas en problemas clave.
Aunque Jalisco destaca en planeación participativa, Merino advierte que México aún está rezagado en estos ámbitos. Asimismo, subraya el rol pendiente de las universidades en fomentar una cultura cívica que empodere a los ciudadanos para exigir sus derechos, enseñando que la libertad de uno depende de la de los demás.
Mauricio Merino también aborda el problema de las leyes incumplidas en México, proponiendo que la verdadera revolución radica en exigir colectivamente el cumplimiento de los derechos constitucionales, como acceso a salud, educación, seguridad y entornos dignos.
Con Jalisco como un modelo inspirador, Merino llama a cerrar el ciclo de la democracia participativa mediante una acción colectiva que transforme la relación entre gobierno y ciudadanía, asegurando que los derechos prometidos se materialicen.
