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25 de octubre de 2025
OPINIÓN

Evaluación del Poder Legislativo, una necesidad imperante

MENSAJE DEL DIRECTOR

Por Hiram Valdez Chávez

En los tiempos actuales, nuestro sistema político enfrenta la exigencia de una mayor responsabilidad y transparencia. La democracia participativa demanda no sólo la observancia, sino también opiniones fundamentadas y razonadas.

En este contexto, México se encuentra en la necesidad apremiante de implementar la evaluación legislativa como una herramienta que eficiente el desempeño del Poder Legislativo y promueva un avance en el desarrollo jurídico-social. Las leyes que se establecen, a menudo, revelan fallos o defectos del legislador, quienes, presionados por las necesidades inmediatas y los intereses políticos, priorizan su imagen en los titulares de prensa sobre la garantía de seguridad jurídica para la sociedad.

La evaluación de nuestro sistema legislativo es de suma importancia, ya que garantizará la eficacia en sus funciones y permitirá que los partidos políticos tengan una mayor responsabilidad al lanzar a sus candidatos y candidatas, sobre todo cuidarán más su imagen, dado que los partidos políticos en nuestro país tienen mala reputación.

La evaluación permite evidenciar cuáles son las necesidades prioritarias que se deben atender y, desde la perspectiva legislativa, debe mostrar congruencia entre entender y el desempeño del legislador. Esta fórmula es la que puede encauzar a las legislaturas hacia la calidad en el Poder Legislativo.

La evaluación debe generar una transformación para contar con un Poder Legislativo eficaz y moderno, que no se convierta, como hasta la fecha, en presa de intereses de algunos pocos.

Evaluar permitirá también reconocer los logros en el fortalecimiento de la República, además de los objetivos o propósitos para edificar la democracia, lo cual es fundamental.

La evaluación legislativa es un concepto novedoso; son pocos los órganos legislativos en los que se trabaja sistemática y organizadamente. La mayoría de ellos se han instituido en países europeos, en contextos muy distintos al mexicano, en cuanto a la estructura y las funciones del Poder Legislativo.

Lo que se debe reconocer es que sería factible establecer en México la figura del análisis del impacto legislativo bajo esquemas ajustados a la realidad social de nuestro país, que permitan encauzar, de una vez por todas, la evaluación legislativa. En la actualidad, no existe una metodología sistematizada que posibilite una evaluación de los procesos legislativos en México. Sin embargo, se ha generalizado la evaluación de los desempeños en materia de administración pública; por lo tanto, es imperioso que el Congreso encuentre mecanismos para ser evaluado en tres vertientes principales: consenso, legitimidad y confianza.

Evaluar significa encontrar la eficacia, por eso el legislativo debe ser más autosuficiente para tomar decisiones libremente, dando vida al verdadero equilibrio de los poderes de la unión, como está establecido y la sociedad espera.

Sin duda, el Poder Legislativo ha tenido grandes aciertos en la construcción y fortaleza de la democracia. Por ejemplo, en la consolidación de la CNDH, el IFE, los derechos de las mujeres INMUJERES, el IFAI, la CONAPRED, la fiscalización del gasto y las cuentas públicas ASF y, en los últimos años, la reforma al artículo 17, del 18 de junio de 2008, que introduce al orden jurídico nacional los mecanismos alternativos de resolución de conflictos como un derecho humano.

Otro ejemplo, en 2010, se presentó por parte de varios legisladores una iniciativa ciudadana para la creación de la Comisión Nacional Para la Cultura de Paz y la No-Violencia (COMNAPAZ) como un organismo desconcentrado de la SEGOB, donde incluso el Centro de Estudios de Finanzas Públicas de la H. Cámara de Diputados (CEFP) otorgaba en su impacto presupuestal 193 millones de pesos para el arranque de esta comisión de paz (paz positiva). No era ni el 1% de lo que se estaba gastando el entonces presidente Felipe Calderón para contrarrestar la delincuencia en México.

Entre 2006 y 2019 han sido casi dos billones de pesos lo que el gobierno mexicano ha destinado a las instituciones de seguridad en el país (paz negativa). Fuente: El Economista.

Esta iniciativa se turnó a la Comisión de Gobernación de la H. Cámara de Diputados, donde se obstaculizó el dictamen para la creación de la COMNAPAZ, traspapelando la iniciativa. A pesar de que el fundador de estudios de paz en el mundo, el Dr. Johan Galtung, argumentó que la iniciativa mexicana es de las más relevantes en estudios de paz en el mundo. Era lógico que pasaron dos acciones: Ignorancia para dictaminar en estudios de paz o la mano negra del gobierno de Felipe Calderón.

Hoy en día, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, propuso en su Plan Nacional de Desarrollo 2019/2024, en el punto 6: “Emprender la construcción de la paz”. Nos imaginamos que será una iniciativa que se enviará al Poder Legislativo. A la letra menciona:

“Se establecerá lo antes posible el Consejo para la Construcción de la Paz, que será una instancia de vinculación y articulación entre todas las instituciones y actores de México y del extranjero que trabajen por la paz. El gobierno federal invitará en todas estas acciones a representaciones de la CNDH y a observadores designados por la Organización de las Naciones Unidas.”

Hoy en día, las miles de organizaciones civiles de cultura de paz siguen esperando que el gobierno apruebe está excelente propuesta para contrarrestar la violencia en nuestro país desde el enfoque de paz positiva, además de la iniciativa presentada en cuatro ocasiones en el Poder Legislativo, como la Ley Federal de Fomento a la Cultura de Paz (iniciativa ciudadana).

Hoy, el Poder Legislativo debe ser capaz de apoyar y promover los cambios estructurales necesarios para el país, hacia la consolidación de la democracia. Una tarea pendiente es entrar en la cultura de la evaluación. Sin duda, otra de las tareas es que la sociedad civil debe incidir con mayor presencia en nuestro sistema político, acorde a las exigencias actuales.

La evaluación a los legisladores debe incluir su desempeño desde una perspectiva de rendimiento, desde sus asistencias, presentación de iniciativas, sus gestiones y acercamiento con la ciudadanía y, por supuesto, a los grupos parlamentarios, evaluar sus temas en la agenda y su impacto, su compromiso ante la sociedad, rendición de cuentas y transparencia. La evaluación legislativa y la credibilidad social en el quehacer parlamentario deben tener prioridad.

Existen varios puntos para ello, entre los más esenciales están:

  • La influencia de la reelección como mecanismo de profesionalización.
  • Acelerar los procesos de análisis y dictaminación de iniciativas.
  • Informes de trabajo de las comisiones y comités.
  • Mayor participación a los comités de grupos de amistad en el desarrollo de nuestras regiones.
  • Mayor eficacia en el trabajo de los empleados sindicalizados.
  • Transparencia y rendición de cuentas.
  • El trabajo del legislador en sus distritos y su acercamiento con la ciudadanía.

El Poder Legislativo tiene muchos temas importantes en su agenda. El reto, sin duda alguna, es contar con estrategias claras, involucrando a las universidades del país en la evaluación, en el acontecer en nuestro sistema legislativo y, por supuesto, en los congresos de los estados.

La puerta está abierta para promover la cultura de la evaluación en nuestro sistema legislativo, donde incluso la ciudadanía participativa se involucre con el propósito de que el Poder Legislativo sea evaluado y comprenda el momento histórico que estamos viviendo, pero con el propósito de legislar con técnica legislativa y con perspectivas a largo plazo por el futuro de nuestra nación.

 

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