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15 de marzo de 2025
OPINIÓN

Las cuentas alegres y las encuestas

CUANDO LA RAZÓN Y LA REALIDAD SE IMPONEN

Por Alberto Pérez Obeso

“Con muchos cálculos se puede ganar; con pocos no. ¡Cuántas menos probabilidades de victoria tiene quien no hace ninguno!”. (Tzun Tzu: en el arte de la guerra)

El proceso preelectoral y electoral por la presidencia de la República desencadenó pasiones que han devenido, irracionalmente, en expresiones y acciones de odio injustificables entonces y hasta ahora.

Pasado el 2 de junio, con el desenlace catastrófico para la oposición, día a día se sigue manifestando esa dinámica que nos demuestra lo hueco de la demanda por democracia, cuando no se respeta lo que se resolvió en las urnas de forma más que clara, rotunda y contundente.

El nivel de las expresiones que siguen fluyendo por redes sociales y no pocas columnas políticas, es ínfimo y evidencia mucho interés en mantener ese clima de ruptura, cuando ya todos tendríamos que estar ocupados en ofrecer respuestas a los temas realmente prioritarios para los mexicanos.

Este comportamiento es todavía más reprobable, cuando el desenlace siempre estuvo abierto a la consulta de todos los partidos, los actores políticos, los grupos de interés y la ciudadanía en general.

Las casas encuestadoras serias y profesionales, como Consulta Mitofsky, Enkol, De las Heras, Mendoza Blanco, Indemerc o incluso las que realizaron diarios nacionales como el grupo Reforma y el Financiero, siempre coincidieron en lo inminente del triunfo electoral del partido en el gobierno y en contraparte, en el estancamiento y retroceso de la fuerza de oposición.

Esa coincidencia en la evolución de las tendencias de intención de voto se difundió constantemente y sólo le dieron la espalda o combatieron con furia los que quisieron negarse a la realidad que se configuraba, como si por negar lo inminente las cosas iban a cambiar.

Los líderes formales de la oposición, los de los grupos de interés sumados a esa corriente y hasta la misma candidata derrotada sabían la realidad que se cernía sobre ellos, pero inexplicablemente supusieron que apoyándose en supuestas encuestas a modo iban a inducir al electorado a votar a su favor.

Mucho se dijo del “voto oculto” y que la participación electoral arriba del 60% del listado nominal, en automático implicarían la victoria contundente de la oposición. La realidad les arrojó que el “voto oculto” era el de la clase media a favor de Morena.

Basta revisar los sociodemográficos de las encuestas de salida profesionales (Mitofsky, Enkol, el Financiero por ejemplo) para confirmar que Claudia Sheinbaum triunfó en todos los segmentos y sólo empató entre los de mayor ingreso económico (la llamada clase alta) y los de estudios universitarios.

El mapeo por estados también demuestra que la hoy presidenta electa ganó 31 entidades federativas y XG solamente en Aguascalientes.

El 2 de junio demostró que las encuestas serias, profesionales y metodológicamente sólidas pueden ser de gran utilidad para dar certidumbre a los procesos electorales y desterrar el engaño como estrategia.

Xóchitl Gálvez se dejó llevar por sus adláteres.

¿QUIÉN MINTIÓ?

Desde la publicación de la primera encuesta con resultado adverso para la oposición, Xóchitl Gálvez y las cúpulas partidistas y de los grupos de interés que la apoyaron comenzaron a operar un “linchamiento” a todas las encuestadoras que predecían su derrota.

Encuestas compradas, fue la descalificación más ligera a todo ejercicio demoscópico que anticipaba el resultado adverso a XG por dos dígitos, y en cambio por su cuenta en los medios y con los comentócratasafines la oposición trató de construir la percepción de que su triunfo era inminente, a partir básicamente de una encuesta que era exhibida como la verdad suprema.

Más irresponsables aún fueron las declaraciones de la misma candidata derrotada la tarde y noche del 2 de junio, proclamando ganadores a sus candidatos por la CDMX y otras gubernaturas, en montajes festivos donde alertaba a la población a mantener la vigilia porque el triunfo se había logrado y no debían dejar que se les arrebatara, ¿en el INE?, cuya supuesta defensa les dio e impulso para la primera movilización de la “marea rosa”.

Las encuestas de salida encargadas particularmente por Televisa fueron desmintiendo ese montaje y los conteos rápidos difundidos por el INE forzaron a XG a aceptar su derrota, lo que le valió el regaño severo del dirigente panista, que por cierto sí “ganó” su escaño en el senado.

 

COLOFÓN:

Transcurrido casi un mes de aquella jornada electoral, sigue siendo lamentable que a base de mentiras repetidas hasta el hastío, se mantenga en buena medida la crispación y se alimente el odio de los sectores engañados por aquel espejismo, que sigue difundiendo expresiones de odio y clasismo para “justificar” una derrota reiteradamente anunciada.

Lo que habría de ocupar a la oposición es hacer realmente el contrapeso posible en el Congreso y realizar la autocrítica necesaria para ser más competitivos en 2027, cuando habrá elecciones legislativas, estratégicas para el equilibrio democrático.

Seguir lamiendo sus heridas y alimentar el odio entre sus seguidores no es el camino correcto.

Por cierto, bien les haría buscar a las encuestadoras profesionales para encargar los estudios realistas que les den el piso cierto rumbo a las próximas contiendas electorales.

Saber y aceptar el piso real en que se encuentra, puede ser un buen principio para que la oposición se rehaga y crezca, como lo requiere el sano equilibrio democrático.

 

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