LA DEMOCRACIA A NIVEL MUNDIAL ESTÁ EN DECLIVE
Por Armando Hernández
Los estudios sobre la calidad de la democracia en el mundo, han anticipado en los últimos años una conclusión que por supuesto también resulta aplicable a México. La democracia a nivel mundial está en declive. Se encuentra “erosionada.”
El combate a la corrupción, o el fin de los excesos y abusos en las remuneraciones de los servidores públicos, fueron importantes banderas que permitieron al actual gobierno federal, autodenominado “cuarta transformación,” canalizar la ira social y transformarla en respaldo popular.
El informe de la organización IDEA internacional sobre el estado global de la democracia en 2022, considera que: «La mitad de los gobiernos democráticos del mundo están en declive, socavados por problemas que van desde las restricciones a la libertad, hasta la desconfianza en la legitimidad de las elecciones.»
Por esa alarmante razón, resulta necesario conocer y cuestionar lo que se ha analizado sobre la erosión de la democracia en los últimos años o décadas de este siglo: La reducción de libertades globales y también sin duda en los fenómenos de los llamados «populismos» de derecha o izquierda en el mundo, en América Latina particularmente, pero inclusive en Estados Unidos con el caso de Donald Trump.
Es muy importante realizar este análisis, pero hay muchos otros componentes que ayudan a entender esta noción del «declive» de la democracia en el mundo y que tiene como causas, consecuencias o componentes también la abstención y la radicalización del discurso político.
El voto no es en sí mismo el fenómeno que da lugar a la radicalización social, sino que su posible semilla se encuentra en el contenido del discurso político que acompaña en cierta forma la oferta política, pero también el discurso asociado a la actuación de los órganos o instituciones emanadas democráticamente de un proceso formal de democracia representativa.
Por ejemplo, el combate a la corrupción, o el fin de los excesos y abusos en las remuneraciones de los servidores públicos, fueron importantes banderas que permitieron al actual gobierno federal, autodenominado “cuarta transformación,” canalizar la ira social y transformarla en respaldo popular.
De tal manera, surge el término “austeridad,” que, aunque se ha ideologizado, resulta aplicable hacia el diseño de políticas públicas como lo es la Ley de Austeridad Republicana, que ha generado procesos de optimización en el ejercicio de recursos públicos, en los términos previstos por el artículo 134 constitucional, los cuales por supuesto no deben asfixiar la operatividad de los organismos e instituciones, ya que deben aplicarse en forma tal que les permitan seguir avanzando hacia está legitimación en el sistema mexicano político de tal manera que se logre aterrizar estas cuestiones teóricas que se oyen muy bonitas en el discurso, pero que a veces solo se quedan allí, como el ideal del Estado de derecho la cultura de la legalidad y el respeto a los derechos y las instituciones públicas.
Sin duda alguna, los actores políticos legitimados para ello, integrantes de los poderes que cuentan con legitimidad democrática emanada del voto popular, se encuentran facultados para tomar ciertas decisiones en el la revisión del diseño y desempeño institucional de las instancias de carácter público.
Flor de Loto: Nadie puede equivocarse en el sentido de su voto, si en él expresa libremente su voluntad.