ENVEJECER CON DIGNIDAD
Por Armando Hernández Cruz
En México, las personas adultas mayores cuentan con derechos específicos reconocidos en la legislación nacional. Algunos de estos derechos incluyen el derecho a la salud, a la seguridad social, a la participación activa en la sociedad, a la no discriminación por motivos de edad, entre otros. Es fundamental que estos derechos sean garantizados y respetados para asegurar que las personas adultas mayores puedan envejecer con dignidad y plenitud.
Pero además de ello, podemos hablar de un derecho específico atribuible a este grupo o sector de la sociedad: el derecho humano a envejecer con dignidad, el cual busca garantizar el respeto a la autonomía y la libertad de las personas mayores, proteger su salud y bienestar físico y emocional, así como combatir el edadismo (discriminación basada en la edad.)
El «edadismo» representa una forma de discriminación basada en la edad, que afecta a personas de diversas generaciones en diferentes ámbitos de la sociedad. Aunque el término es relativamente nuevo en comparación con otras formas de discriminación, como el racismo o el sexismo, su impacto es significativo y merece una atención especial en el ámbito de los derechos humanos.
El surgimiento del concepto de edadismo se remonta a la década de 1960, cuando el gerontólogo Robert Neil Butler acuñó este término para describir la discriminación y los prejuicios basados en la edad que enfrentan los adultos mayores en la sociedad. Desde entonces, el concepto se ha ampliado para abarcar no solo la discriminación contra las personas mayores, sino también la discriminación contra los jóvenes y las personas de mediana edad.
El edadismo se manifiesta en una variedad de contextos, incluidos el empleo, la atención médica, la publicidad y los medios de comunicación. En el ámbito laboral, por ejemplo, se pueden observar prácticas discriminatorias como la preferencia por contratar a personas más jóvenes o la marginación de empleados mayores en el desarrollo profesional. En la atención médica, el edadismo puede manifestarse en la falta de acceso a tratamientos adecuados para personas mayores o en la medicalización excesiva de los problemas de salud relacionados con la vejez.
Es fundamental sensibilizar a la sociedad sobre esta forma de discriminación y promover el respeto y la inclusión de personas de todas las edades. Las leyes y políticas antidiscriminatorias también desempeñan un papel crucial en la protección de los derechos humanos de las personas afectadas por el edadismo.
En la lucha contra el edadismo, es importante fomentar la conciencia y la educación en la sociedad sobre los estereotipos y prejuicios basados en la edad. La promoción de la diversidad intergeneracional y el respeto mutuo entre personas de diferentes edades son pasos cruciales para combatir esta forma de discriminación y promover un entorno inclusivo para todos.
Además, es fundamental que los gobiernos y las organizaciones adopten políticas y prácticas que protejan los derechos de las personas de todas las edades. Esto incluye la implementación de leyes antidiscriminatorias específicas que prohíban la discriminación por edad en el empleo, la vivienda, la atención médica y otros ámbitos de la vida social.
En el contexto de los derechos humanos, el edadismo se considera una violación de la dignidad y la igualdad de todas las personas, independientemente de su edad. Por lo tanto, es fundamental abordar el edadismo no solo a nivel individual, sino también a nivel institucional y estructural, para garantizar que se respeten y protejan los derechos humanos de todas las personas, independientemente de su edad.
El envejecimiento con dignidad es esencial porque garantiza el respeto a los derechos humanos de las personas mayores. En todas las etapas de la vida, los individuos merecen ser tratados con dignidad y respeto, independientemente de su edad. Esto implica reconocer y valorar la contribución de las personas mayores a la sociedad, así como asegurar que tengan acceso a servicios y recursos que les permitan vivir con autonomía y plenitud.
Además, envejecer con dignidad es fundamental para garantizar la salud física y mental de las personas mayores. El envejecimiento puede estar acompañado de una serie de desafíos y vulnerabilidades, como enfermedades crónicas, discapacidades y deterioro cognitivo. Sin embargo, esto no debe ser motivo de discriminación o exclusión social. En lugar de ello, es importante proporcionar un adecuado cuidado médico y social a las personas mayores, así como promover un estilo de vida saludable que les permita mantener su bienestar y su calidad de vida en la medida de lo posible.
Otro aspecto importante es que envejecer con dignidad promueve la participación social y el bienestar emocional de las personas mayores. La participación social es esencial para el bienestar psicológico y emocional de las personas mayores, ya que les brinda la oportunidad de mantener relaciones significativas, sentirse útiles y mantener un sentido de pertenencia a la comunidad. Esto puede incluir actividades como voluntariado, participación en grupos de interés, o simplemente pasar tiempo con amigos y familiares. Promover la participación social de las personas mayores no solo beneficia a los individuos, sino que también enriquece a la sociedad en su conjunto, al aprovechar la experiencia y el conocimiento acumulado a lo largo de los años.
Armando Hernández Cruz es *Profesor Investigador visitante en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), Centro Público de Investigación. Investigador Nacional nivel II en el Sistema Nacional de Investigadores del CONAHCYT. Doctor en Derecho y Doctor en Ciencias Políticas y Sociales, ambos por la UNAM.